martes, 13 de diciembre de 2011

¿Y si Correa se sentará a trabajar con Nebot?

 20 DE DICIEMBRE DEL 2010 . VANGUARDIA  

Correa y Nebot son necesarios. Correa cubre el espacio desde la izquierda hasta el centro y Nebot desde la derecha hasta el mismo centro. El centro político es el sitio en donde una persona cívica, sentada en la silla giratoria de la sensatez, da sus vueltas y, sin marearse, trata de hacer el bien sin perseguir a nadie a su alrededor. Allí está Nebot, en el centro, contando con gran credibilidad en Guayaquil.
Por su lado, Correa trata de estar y está en todas partes, logrando que en forma permanente más de la mitad de los ecuatorianos creamos en sus buenas intenciones por encima de su dudosa madurez o en la futura conveniencia de todo lo que hoy hace o deshace. En el Ecuador nadie cree que Nebot es loco o mentiroso; sólo saben que es un muy buen alcalde y que ya no busca la Presidencia. En Guayaquil, muchos creen que Correa es negativo, pues su naturaleza lo evidencia.
Cuando no es él quien pone la primera piedra o dice la última palabra o la delincuencia nacional lo supera, se siente obligado a repetir que Nebot y el socialcristianismo son lo mismo, cuando en los hechos, la ingenua intemperancia de Febres Cordero más la metástasis moral de su entorno, llevaron poco a poco a Nebot a preferir proseguir en solitario su camino antes que hacerlo mal acompañado. Todo esto más allá que al pie de las urnas la mayoría coincidió en votar por ambos para Presidente y Alcalde.
Penosamente, las poderosas ganas que tiene Correa de que Guayaquil lo reconozca como su hijo predilecto, o como nuestro padre putativo, y que aquí le vaya tan bien como le va en los sitios donde promete o entrega lo que nosotros ya tenemos gracias a 18 años de buena gestión municipal, lo han llevado a atacar a Nebot en forma ridícula y obsesiva. Nebot, desde la gobernación hasta ahora, ha servido a Guayaquil el mismo número de años que Correa ha vivido donde los belgas, gringos y quiteños, donde se fue para no regresar.
Correa es necesario para el Ecuador porque rechaza a los que manejaron a los presidentes como cosa propia. Si Correa-presidente sobrevive será porque el pueblo quiere que se quede, y porque los extremistas de izquierda y de derecha, y los poderes fácticos civiles o militares, no pueden contra su decisión de cumplir con su deber; todo esto sin importar mucho cuánto gasta ni en cuánto nos endeuda mientras el petróleo aguante.
Si Correa sobrevive, quizá fortalecerá nuestra peculiar democracia, por encima del servilismo de todos sus coidearios, y de su personal actitud antidemocrática y semi salvaje respecto de los medios privados de comunicación, y por encima de su natural inclinación a amalgamar lo verdadero con lo falso, en beneficio de su inocultable ego. Para la salud futura del Ecuador, Rafael Correa es un laxante político de marca; no es un genérico cualquiera.
Nebot es necesario y los 3 millones que vivimos en el gran Guayaquil no queremos que ninguno de los monaguillos de Correa lo reemplace, para luego tener que despedirlo (a), hasta media calle, desde el mismo balcón municipal en que Elsa lanzaba regalos y Febres Cordero gritó sus carajos anti ahuevantes. Nebot es necesario porque comprende bien que Guayaquil es el crisol de las necesidades locales, regionales y nacionales; y que sus electores exigimos que nos sirva y lo apoyamos mientras nos cumple. Nebot es necesario porque sabe manejar bien las rentas propias y las que recibe del Estado, evitando al gobierno la carga de convertirse en padrino de una gestión municipal mediocre como la quiteña. Y es necesario porque en el trópico el pulso y la presión requieren experiencia más que academia.
Esto es lo que Correa no entiende. Reciclando dóciles ministros, enternecido con la delincuencia hija de la miseria y del narcotráfico; feliz como niño con juguete nuevo al, dizque, fregar a los pelucones de Samborondón con la vecindad de la Policía Judicial, alejándola de vastos sectores populares, cargará sobre sí con más problemas.
Al presidente Correa más cómodo le resulta abrazar al colombiano Santos, el que nos bombardeó, que trabajar con Nebot.

Cuando los pueblos requieren imaginación

6 DE DICIEMBRE DEL 2010 . VANGUARDIA  

“El primer cambio importante en la historia de la humanidad fue el nacimiento del cristianismo; el segundo cambio fue la revolución francesa; el tercer cambio es la llegada de la hora de los pueblos, y es la hora de los pueblos, la que todos estamos viviendo", nos dijo José María Velasco Ibarra en la plaza San Francisco de Guayaquil a las decenas de miles que concurrimos a escuchar al profeta de la política ecuatoriana. Poco después llegó al poder por quinta y última vez, ejerciendo la Presidencia al principio como presidente y luego como dictador, hasta que la codicia por el control del petróleo hizo que nuestros militares abortaran el proceso electoral, impidiendo el triunfo de su adversario, al que el viejo Velasco bautizó como el matón colosal: don Assad Bucaram.
Hoy, la profunda mala hora por la que pasa el accionar de los católicos, afecta al dividido cristianismo.
La libertad, igualdad y fraternidad de los revolucionarios franceses ya no está representada por la limpia imagen de Marianne, pues la reemplaza la inquieta Carla Bruni. Bien podría entenderse que en el siglo XXI la hora de los pueblos consiste en dar la espalda en las urnas electorales a los candidatos históricos del poder religioso y político. Particularmente en nuestro occidente, las multitudes retiraron la confianza a los que aspiraban a seguirlas gobernando, inspirados en las reglas del pasado, y prefieren elegir a personas como Barak Obama, un negro que hoy no lo entienden ni los negros ni los blancos, o a Dilma Rouseff, la fuerte exguerrillera carioca inspirada en Lula que afirma que entre ella y el Banco Central del Brasil van a eliminar la pobreza. La realidad política y electoral de Uruguay, Paraguay y Argentina va en la misma línea. La conducta popular del chileno Piñera y los abrazos del colombiano Santos con el comandante Chávez, demuestran que hoy nadie quiere aparecer como derechista, pues todos ponen distancia con las instancias religiosas, y decirse socialista es sinónimo de academia y modernidad.
En nuestro Ecuador la hora de los pueblos es la hora de la Pachamama. Gobernar a la manera de la Pachamama puede ser difícil o fácil. En realidad, no hay que imitar a la Pachamama, simplemente hay que inventarla. Ahora bien, para inventarla bien inventada hay que tener mucha imaginación, algo que le sobra a nuestro Presidente, por lo cual para él lo más fácil es conducirnos por el laberinto de la democracia ecuatoriana, ruta en que a ratos tenemos un Presidente que no respeta al poder legislativo, y a ratos tenemos un dictador que sí lo respeta, cosa fácil de hacer si a los legisladores no les importa el cómo se los trate desde Carondelet, siempre y cuando no haya muerte cruzada, ni se les cruce nadie en el triste papel que la Revolución Ciudadana les ha asignado, el de aprobar todos los proyectos de leyes que les sean enviados por el compañero presidente.
Parte de la responsabilidad de presidir el Ecuador en la hora de los pueblos, es mantener una sólida relación con el Fiscal General, con el Consejo de la Judicatura y con la Corte Nacional de Justicia, por lo que la imaginación presidencial tendrá que llenarse de malicia, para que allí sean colocados tres compatriotas que respondan directamente al Presidente, y no se crean autónomos, como el vicecanciller Kintto Lucas, que se tomó la libertad de creerse canciller y presidente, y se dejó llevar por su corazoncito marxista, olvidando que en los regímenes de la hora de los ueblos la ideología es siempre una creación del único que interpreta el sentir popular: el Presidente. Y si éste no quiere pelearse con los gringos o con los colombianos, no habrá pelea posible.
En la hora de los pueblos hay que convencer a los ecuatorianos de que no leamos la prensa. Para esto el Presidente repite todo el tiempo que la prensa es corrupta. También el Presidente tiene que sacar manteca en el dial de la televisión, para intercalar los canales públicos. En la hora de los pueblos, el Presidente tiene que sudar para que no lo bajen de la maroma, como le pasaba a José María Velasco Ibarra.

Alguien se animó a perder el miedo a Correa

 22 DE NOVIEMBRE DEL 2010 . VANGUARDIA

Cuando la atípica relación entre Carlos Vera y Ecuavisa terminó  en mutuo abandono, por desacuerdos respecto del intemperante presidente Correa —cuya sensualidad política sedujo a ambos desde la campaña electoral— sucedió lo siguiente: Ecuavisa siguió en el cerro y Carlos se quedó en media calle. Luego de, con o sin razón, tomar esta precipitada o violenta decisión, terminó su carrera de estrella del periodismo político apantallado, pues por miedo a las consecuencias de la segura combustión entre él y Correa, en ningún canal le dieron espacio para hacer más de lo mismo.
Carlos Vera digirió esta triste realidad escribiendo un libro necio e infidente, que al menos le sirvió de catarsis para evacuar el pasado y resolver qué hacer por el Ecuador casi en la mitad de su camino a los sesenta, época en que se comienza a errar con menos frecuencia. Allí es cuando Carlos decide seguir siendo el mismo de siempre, pero reinventado como activista político.
A diferencia del presidente Rafael Correa, cuyo justificado miedo lo hace caminar siempre rodeado de fuerza pública —de la que es patrono y rehén desde el 30 de septiembre, en que venciendo el miedo él mismo se autosecuestró y se autoliberó en un río de sangre—, Carlos Vera quedó, y sigue, indefenso en la media calle, pero abrazado del asta de la bandera de la revocatoria del mandato presidencial.
¿Cómo cerrarán el 2010 este par de contrincantes? Rafael Correa lo cerrará con saldo a favor, pues la dolarización, el precio del petróleo, el chulco chino, el gasto fiscal, los subsidios a pobres y ricos, y el servilismo de propios y extraños, le permitirán decir a los ecuatorianos que gracias a su genial manejo del gobierno terminamos el año de la mejor manera posible.
Sabemos que el próximo año será peor que el que termina, pero estarán vigentes las leyes en trámite, y los organismos de control, la Fiscalía y el Poder Judicial estarán en línea con la Presidencia profundizando el proceso de convertirnos en una sociedad castrada de iniciativas en lo privado y, en lo público, condenada a continuar el sueño correísta de que el Estado es el artífice del desarrollo nacional, hasta el 2013 o hasta el 2017, o quién sabe hasta cuándo más.
A lo anterior hay que agregar que el enfrentamiento del presidente Rafael Correa con sus antiguos aliados de las izquierdas, la infección en el mundo de la fuerza pública militar y policial, el torcido forcejeo que gusta alimentar con la prensa nacional, y su omnipresencia en la vida de todos los ecuatorianos, agravarán su estado de intolerancia para con propios y extraños, como sucede a todos los protagonistas de realities o telerealidades, como es el caso del Primer Mandatario. Rafael Correa, entonces, no cambiará.
El miedo a lo desconocido le impide cambiar su abusiva conducta, y lo bloquea a aceptar que cuando finalmente pierda el poder, todos los insultados, perseguidos y humillados perderán el miedo, y lo perseguirán cada uno a su manera desde su individual trinchera.
Carlos Vera cerrará el año con algunos cientos de miles de firmas a favor de la revocatoria del mandato presidencial. Su principal obstáculo será la falta de medios económicos para esta gigante tarea y, sobre todo, el miedo de muchos a poner en blanco y negro su nombre, firma y número de cédula, pues la represalia gubernamental se vendrá encima de su gremio, empresa o grupo social al cual pertenezcan. El miedo es contagioso y, en esta sociedad sin principios sólidos, basta con que se corra la voz de que habrá represalias contra las personas y contra los medios que permitan a Carlos Vera ejercer su derecho constitucional, para que le cierren las puertas y la gente se le haga la loca, como ahora le sucede a la valiente Martha Roldós.
Gane o pierda, Carlos Vera tiene el mérito de haber vencido al miedo que a mucha gente importante le produce la revolución ciudadana de Rafael Correa. Aunque parece que no ha vencido un miedo mayor: el de provocar a Correa y terminar en prisión, como el pobre coronel, doctor y director del hospital de la Policía.

Un golpe de Estado no puede darse sin Estado

25 DE OCTUBRE DEL 2010. VANGUARDIA

¿Hubo aquí un golpe de Estado o vivimos en un Estado muy golpeado?  Para poder afirmar que el pasado 30 de septiembre se tramó e intentó dar un golpe de Estado contra el gobierno del presidente Rafael Correa, es necesario dejar a un lado la petulancia gubernamental de que nuestro Estado, el Ecuador, es definido como lo son Brasil, México, Estados Unidos, Chile o Colombia; países donde los órganos del poder público tienen una clara identidad y personalidad superiores, y están más allá de la inteligencia o no de sus mandatarios y de su orientación ideológica.
En el Ecuador, el poder judicial se halla en el peor momento de su historia. El peor momento es cuando hay jueces que son ignorantes, corruptos y serviles. Todo al mismo tiempo. A lo largo de los últimos treinta años los ecuatorianos hemos vivido y visto que los jueces fueron usados para castigar a aquellos inocentes que se negaron a someterse y ponerse a las órdenes del extinto cartel del Cortijo.
También hemos visto que el poder judicial ha sido incapaz de terminar los juicios iniciados en contra de poderosos de las finanzas, de la política o de la droga, por lo cual estar enjuiciado viene a ser una especie de garantía de impunidad, pues como el sospechoso tiene la seguridad de que el juicio nunca terminará, el resultado es que nadie podrá iniciar otro juicio contra esa persona por igual motivo.
En el Ecuador de hoy nos encontramos a la espera de que comience el procedimiento para designar al nuevo poder judicial que reemplazará a los actuales jueces. Han transcurrido dos años, en vano, desde que los ecuatorianos decidimos que los futuros jueces serán el producto de un proceso en el cual triunfarán los mejores, los más calificados.
En el Ecuador, el poder legislativo se encuentra en el peor momento de su historia. El peor momento es cuando todo el cuerpo encargado de legislar y fiscalizar es incapaz de hacerlo en alguna dirección, quedando los asambleístas neutralizados por su mediocridad y sometidos a la iniciativa del poder ejecutivo, el cual impone su voluntad sobre la de sus propios coidearios, y sobre una oposición que al final del día no está a la altura de las circunstancias.
El propio Presidente de la República se ha encargado de decir públicamente que los legisladores no entienden el texto de los proyectos de ley que él les envía para que en forma urgente los estudien, analicen y aprueben o nieguen.
Nuestro poder legislativo no será reemplazado hasta el año 2013. O antes si por voluntad presidencial los ecuatorianos somos llamados a las urnas para resolver el destino de los actuales legisladores y del propio Presidente. Este procedimiento que aterra tanto a los legisladores como a nuestro valiente Presidente se llama “muerte cruzada”. Hay que ser bien ingenuo para creer que en el Ecuador habrá elecciones anticipadas por voluntad presidencial.
En el Ecuador, el poder ejecutivo se encuentra en el peor momento de sus primeros cuatro años, pues pudiendo incorporarnos a la ruta del progreso y del desarrollo, nuestro Presidente sigue boxeando contra su propia sombra. Si el Presidente fuese ignorante, corrupto o ambas cosas, no habría frustración. Lamentablemente, el Presidente ha empleado sus ejecutorias en convertirse en el principio y el fin de un grupo llamado Alianza País, con el único objeto de someter al tradicional poder político, económico y periodístico de la República, sin entender que un presidente logra su mayor fuerza cuando día a día fortalece a las instituciones nacionales.
Si Correa cree que hoy el poder legislativo y judicial, y la fuerza pública que comprende a militares y policías, se encuentran en un proceso de institucionalización, habrá que someterlo al análisis del detector de mentiras o a una evaluación siquiátrica.
Aquí no hubo un golpe de Estado. Lo que hay es un Estado muy golpeado, pues dada su personalidad, el presidente Rafael Correa no progresa ni tampoco nos deja hacerlo.

El 30-S la revolución ciudadana llegó a su fin

11 DE OCTUBRE DEL 2010 . VANGUARDIA

Ecuatorianas y ecuatorianos —vocativo bisexual, regla pacha-mámica—: nos encontramos en un callejón sin salida o cul-de-sac. Todos los presidentes elegidos por votación popular, limpia o fraudulenta como la de Jamil Mahuad, terminaron por sus errores en una alcantarilla constitucional. León Febres Cordero en Taura con una pistola en la cabeza. Abdalá Bucaram huyendo a los casinos panameños. Mahuad dentro de una ambulancia disfrazado de enfermo. Lucio Gutiérrez encaramado en un helicóptero y huyendo por el taxi way del aeropuerto de Quito. Hace pocos días Rafael Correa se salvó de que se bajen el helicóptero en que pretendió treparse al vuelo, luego de que tuvo el estúpido impulso de meterse, hecho el machito, al cuartel policial para sacarles en cara todo lo que él ha hecho —con nuestra plata— por esta rama de la fuerza pública.
Juan Pablo Bolaños, el estudiante de Alianza País que fue asesinado en la confrontación que comenzó con la estúpida provocación presidencial, y los miembros de la fuerza pública que murieron en la noche, tampoco pudieron sobrevivir al callejón sin salida en que hoy estamos todos los que ya tenemos claro que la revolución ciudadana ha abortado, pues lo que nos fue presentado como la prometedora gestación de una época de cambio o de un cambio de época, no ha sido otra cosa que un embarazo extraconstitucional en que murió el inocente bebé, pero día a día crece la placenta o incertidumbre, la misma que durará los meses o años que faltan para que Rafael Correa —sea por la muerte cruzada, sea porque se le cruzó la muerte política o porque perdió en la muerte súbita a la cual nos ha llevado la audacia de un hombre cuya inteligencia emocional no se lleva bien con su autoalabada inteligencia académica— deje el poder.
Correa quizá podrá desenmascarar a los francotiradores y demostrar que algunos eran infiltrados y/o criminales; pero lo que muchos tenemos claro es que fue él quien comenzó la bronca al meterse en un cuartel a desafiar a centenares de elementos entrenados para reprimir a todos los que no se portan bien en público. Tan mal se condujo el Presidente llamado a dar el buen ejemplo, que enardeció a sus subordinados.
Hoy, Rafael Correa tiene su propio cul-de-sac. Al igual que el que tuvieron sus antecesores Febres Cordero, Abdalá, Mahuad y Lucio, a los que tanto desprecia. Allá él, allá ellos y allá todos los sordomudos por conveniencia de Alianza País que, llegado el momento, negarán a su jefe y huirán por las alcantarillas de esta falsa democracia que vivimos. Pero ¿y nosotros? ¿Qué pasará con las y los ecuatorianos que ahora tenemos claro que los próximos tres o siete años serán peores que los cuatro ya pasados, que nos han enseñado que mucho más importante que tener un presidente derechista o izquierdista, teorético o pragmático, pelucón o socialista con corbatas de seda marca 'mátenme si quieren', es algún día tener un presidente capaz de imponerse por su peso específico, y no basado en el miedo, en el mismo miedo que ilegalmente paralizó a los informativos hasta las 8 de la noche, o en el abuso permanente de las atribuciones presidenciales, que lo llevan a violentar la Constitución y las leyes para hundirnos, junto con él, en esta mala práctica de las facultades implícitas y de los derechos potenciales, a los cuales un presidente puede acudir en forma excepcional, mas no a cada rato, peor para aprobar leyes a su gusto, o para desprestigiar y asustar a quien le da la regalada gana.
El pasado jueves 30 de septiembre se reeditó la balacera entre policías y militares del 28 de mayo de 1944, a la cual su beneficiario, Velasco Ibarra, bautizó como 'la gloriosa'. Gracias a Rafael Correa hemos retrocedido 64 años.
Decía Charles de Gaulle que en política lo único decisorio son las circunstancias, sean naturales o inducidas. Estemos atentos y veremos cuáles serán las circunstancias que viviremos. Pues en lo que respecta al presidente Correa, ya sabemos que en lo emocional él padece una incontinencia que lo lleva a crear circunstancias dañinas o inútiles para él y para todos.

Sólo crece el número de desempleados en el país

27 DE SEPTIEMBRE DEL 2010 . VANGUARDIA  

El año 2005 nació Vanguardia. El año 2005 nació la candidatura presidencial de Rafael Correa. Durante los cinco años que han transcurrido hasta hoy, en que usted tiene la editorial número 259 en sus manos, en Ecuador se han producido muchos hechos y pocos cambios.
Mucho ruido, pocas nueces.
La revista de los cambios fue el título del primer editorial de Vanguardia escrito por nuestro socio y director editorial José Hernández. Allí se lee: “Nada, en apariencia, favorece en este momento la publicación de una revista semanal. Hay inestabilidad política, incertidumbre económica, bloqueo institucional… Hay desencanto… Hay amplias franjas de ciudadanos hastiados de diagnósticos, ineficiencia y aventuras políticas… Vanguardia será la revista de los cambios… Auspiciaremos procesos más democráticos y más incluyentes… No evitaremos la polémica inteligente y respetuosa, y en ese campo provocaremos debates… Seremos la revista de la modernización democrática que incluye lo social y cultural… Ecuador es entonces nuestro proyecto… El bien común es un valor que defenderá esta revista que pondrá distancia con los grupos de poder, partidos políticos y otros intereses particulares, confesionales o gremiales… Queremos ser resuelta y activamente contemporáneos… Buscaremos reconciliar el periodismo, extraviado en los discursos, con las historias que propone.
Iremos tras los protagonistas que señalan caminos. Porque Ecuador es nuestro proyecto, nos proponemos construirlo con ustedes”.
Al mismo tiempo que Vanguardia comenzaba a gatear, un grupo dirigido por Alberto Acosta y Gustavo Larrea lanzó a Rafael Correa como candidato de Alianza País. El grupo ya no existe, pero el candidato se quedó con Alianza País; y como abanderado de la constitución de Montecristi se quedará como Presidente todo el tiempo que pueda.
Al principio del 2006 Vanguardia pronosticó que Rafael Correa ganaría. Aunque él no era favorito en las encuestas, percibimos que era un comunicador político moderno, muy diferente a sus aburridos competidores. Allí el candidato de Alianza País compitió con la agonizante clase política, y le fue fácil explicar al país lo mismo que Vanguardia dijo en su primer editorial respecto de la inestabilidad política, incertidumbre económica y bloqueo institucional.
Penosamente todo cambió, pero nada mejoró. La estabilidad política que hoy tenemos consiste en que la gran presencia numérica del correísmo en el poder legislativo se presta para que las leyes enviadas por el Presidente entren en vigencia tal como él las quiere, pues todos los cambios que se hacen en la Asamblea Nacional son vetados, devueltos y, en pocos días, entran en vigencia por una forma de prostitución legislativa llamada el Ministerio de la Ley.
La incertidumbre económica que Correa prometió eliminar, causada según él por la colusión del neoliberalismo con la nefasta dolarización, se ha convertido en la certidumbre de que la inversión privada nacional o extranjera es mirada con desprecio por el gobierno nacional, incapaz de lograr nuestro crecimiento y desarrollo económico, pues lo único que crece en el Ecuador es el número de desempleados y de beneficiarios del bono de la pobreza.
El bloqueo institucional es evidente. Los poderes legislativo y judicial están en su peor momento, mientras el poder ejecutivo acumula leyes que permiten al Presidente tener la primera y la última palabra en todos los temas nacionales; al mismo tiempo que, abusando de los medios públicos, pretende que los medios privados sean fundaciones de beneficencia. Mientras tanto, corren los días para que por el famoso Ministerio de la Ley entre en vigencia el futuro Código de Planificación y Finanzas Públicas, especie de camisa de fuerza legal a favor del presupuesto fiscal que recibirá dólares y cuando no los tenga, los entregará convertidos en bonos del mismo Estado. Han pasado cinco años y el presidente Correa es un hombre muy solitario, pues ahora sólo confía en él mismo.

El 2017 volveremos a un país que no se desarrolló

13 DE SEPTIEMBRE DEL 2010 . VANGUARDIA

¿Qué papelón el de los integrantes de la comitiva empresarial que viajó al Japón y a la Corea neoliberal, asardinados dentro de un avión del cual no los dejaron bajar a estirarse y tomar aire con olor a gasolina de aviación, en lugar del aroma del sobrevisitado baño del avión? ¿Qué imaginará nuestro creativo Presidente durante las interminables horas de vuelo que lo llevan a sitios donde firma montones de convenios, para regresar sin nada real ni concreto para el progreso del Ecuador? Volar incómodos en un avión lechero que caletea de país en país, acompañando a un Presidente con quien existe una mutua desconfianza, es el precio del amor por interés que mezcló en el mismo fuselaje a decenas de hombres en busca de negocios y/o lobbistas, con las mejores voces del itinerante y guitarrero coro presidencial, que incansable canta las mismas canciones que ayer y hoy sirven para matar el tiempo, evitando el riesgo de hablar más o menos de la cuenta con el jefe de la revolución ciudadana, o con un pedazo del gabinete ministerial que lo acolita.
Ya no es necesario que el presidente Correa se encuentre físicamente en el Ecuador. El proceso legislativo de implementación de todas las leyes previstas en la Constitución siglo XXI y en el plan de gobierno funciona mejor si el Presidente se encuentra de viaje, pues en su condición de recién ido o de recién llegado, lo único que hace es rechazar lo aprobado por sus coidearios y por los asambleístas que se prestan para aprobar una ley, a sabiendas de que será vetada y devuelta con un texto distinto, para que, de esta manera, la ley, que Correa quiere, entre en vigencia gracias a un nuevo misterio llamado el ministerio de la ley.
Cuando, aunque estúpida, una ley es de su agrado, como la flamante ley de fomento a la lotería pueblerina, el Presidente no la veta, más bien la aprueba; aunque su vigencia va atada a una incierta y futura regionalización nacional que regiría allá por el 2017, cuando Rafael Correa cumpla su décimo año como Presidente de un país en que nos habremos olvidado que todos tenemos el derecho a protestar y a hacernos respetar, pues estaremos acostumbrados a que vivir en la democracia de la Revolución Ciudadana, es ir de pasajero en el avión del tour de Alianza País, sonriendo a la azafata fea y al sobrecargo de aspecto raro, encargados de hacernos sentir y saber que allá abajo, en la tierra, quedó una prensa mentirosa y corrupta que, coludida con el oligopolio financiero y empresarial, nos explotó y engañó durante siglos. Y que mientras viajamos hacia el fabuloso mundo del Sumak Kawsay debemos seguir las instrucciones del capitán Rafael Correa, el visionario que nos llevará hacia un nuevo Ecuador.
En ese nuevo Ecuador la educación pública ya no estará en el campo de la caótica autonomía, tal como la entienden los trasnochados comunistas, sino en la universidad del profesor Estado, en que el rector sin título es el Presidente de la República. En ese nuevo Ecuador la educación privada y la prensa privada serán materia de regulaciones castigadoras y tratadas por el Estado como franquiciantes honoríficos del servicio público de educar e informar, pues estas empresas privadas no deben obtener ganancias.
Seguramente el fideicomiso propietario de los canales incautados hará saber a los interesados en comprarlos que podrán informar, pero sin obtener utilidades, para no violar un mandamiento del Sumak Kawsay.
Ese nuevo Ecuador será deudor de los veinte mil millones con que el gobierno del capitán Correa tiene previsto endeudarnos con la China, más los doce mil millones que es el precio base de la Refinería del Pacífico, que procesará el crudo del Yasuní-ITT una vez que el año 2011 termine la farsa de pedir limosna al primer mundo a cambio de dizque no explotar el petróleo que la Pachamama nos regaló, para invertirlos en el progreso del Ecuador, y no para comprar un nuevo y más grandote avión presidencial.
Cuando el año 2017 el capitán Correa aterrice, los pasajeros recién caeremos en cuenta de que volvimos a un país que no se desarrolló.

Entre los tres chiflados y los tres mosqueteros

 30 DE AGOSTO DEL 2010 . VANGUARDIA  

Fabricio Correa, guayaco derechista, Carlos Vera, manaba centrista y Alberto Acosta, quiteño izquierdista, constituyen cada uno, en lo económico, periodístico y político, la hoy arrepentida y necia trinidad que trabajó el año 2006 para que Rafael Correa pueda derrotar a los pésimos canditados que luego y sin ayuda de nadie, volvió a vencer en el 2009, y que por tercera ocasión lo hará el 2013.
No es como algunos dicen que son estos tres impulsores quienes lo hicieron presidente.
Fue el mismo Correa quien tuvo la capacidad de encantar al grupo de pensadores quiteños que liderados por Alberto Acosta fueron siempre incapaces de ganar una elección popular, y conscientes de que un serrano con sabor a fundación europea nunca captaría la presidencia, decidieron candidatizar a este mono imaginativo y labioso. En este campechano profesor antisistema Carlos Vera se vio reflejado a sí mismo, y desde Ecuavisa lo puso en contacto directo con el modesto —pero muy opinionado— segmento de teleaudiencia que cada mañana lo veía dando pantalla a Correa, y palo al resto de candidatos.
Nadie mejor que Fabricio, el capitalista, para poner los primeros dólares para el arranque de la campaña a favor de su hermano menor, a quien tanto había ayudado a pagar sus estudios.
Luego llegó dinero desde dentro y fuera del país.
Después, los contratos con el sector público.
¿Dónde está hoy cada uno? Fabricio ganó los contratos que quería. Luego los perdió por mano del hermano contra el que ahora despotrica y, en medio de una polvareda de contradicciones entre sus palabras y sus obras, gusta de decir que él es un hombre acaudalado e intocable, que ha sido lanzado al estrellato, y que su misión es lograr que su hermano rectifique o lo tendrá que hacer él mismo desde la presidencia. Fabricio es el primer pre candidato, y el mayor enemigo ecuatoriano que tiene Hugo Chávez.
Carlos Vera terminó peleado con Correa y Ecuavisa. Dejó el activismo periodístico por el activismo político. Genio y figura desde y hasta siempre, el ex periodista tendrá que pelear en solitario y sin recursos económicos, pues hoy los chanchos no dan manteca. Correa no podrá ignorarlo por mucho tiempo, pues Vera, que es tan o más cabezón que él, logrará picarlo. Ambos gustan de las peleas de barrio. Carlos Vera es el segundo pre candidato.
Alberto Acosta es el radical y espeso de los ex amigos de Correa. Por fin entendió que Correa no hará ni dejará hacer la revolución ciudadana, pero sí agotará la paciencia de los que día a día caen en cuenta de que el buen vivir es el nombre de un tren que va lleno y que ya no se detiene. Acosta recibe con un cafecito a Fander y a todos los paisanos de Alianza País que viven resentidos pero no peleados con Correa. Quizá Acosta cometerá el error de dejarse manosear y correrá en descarte como el tercer pre candidato, llevando la bandera de la izquierda traicionada y sin acceso a la organización política que Correa y sus lugartenientes se encuentran gestando desde el poder y con la chequera del gasto público.
Para lograr el éxito electoral del 2013, el sector público seguirá creciendo como el agente económico mayoritario.Muchos dependeremos del dinero que Correa regala a los pobres y subsidia a los ricos. Otros, del dinero que Correa prestará a los que reciban las tierras improductivas.Los inversionistas se irán alejando de la banca privada, pues a ella hay que pagar las deudas, y a la pública se le paga cuando se puede. Los canales de Tv incautados serán de sus trabajadores y del Estado, por lo cual viviremos acosados por la propaganda oficial. Si quiebran las loterías, será Correa quien cure a los enfermos. La China, el IESS, y nuevas fuentes no ortodoxas alimentarán la caja fiscal. Desaparecida la partidocracia y recién nacido el generoso bebé de la Revolución Ciudadana, resulta poco probable que el 2013 haya un cambio de personas e ideas en el poder.
¿Qué papel harán Fabricio Correa, Carlos Vera y Alberto Acosta? Piénsenlo.La frontera que separa a los tres mosqueteros de los tres chiflados es movible y casi invisible.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El martes 10 de Agosto fue un Sábado Gigante

 16 DE AGOSTO DEL 2010 . VANGUARDIA 

2013 será el año en que algunos ecuatorianos competirán para ganar la Presidencia de la República. Estos candidatos lucharán para obtener la banda que ninguno de ellos tiene, mientras que desde el poder, el candidato estrella Rafael Correa recorre el país con la tricolor en su pecho, gracias a haber derrotado en dos elecciones seguidas a los mismos competidores que neciamente lo enfrentarán en el 2013.
Bien sabemos los nombres del pelotón de necios que invertirán tiempo y dinero en cumplir con las disposiciones legales de recoger cientos de miles de firmas para que sus partidos vuelvan a ser reconocidos como hijos legítimos de la democracia, con derecho a participar en elecciones políticas para ganar y darse el gusto de dirigir a la familia ecuatoriana.
Los políticos recorrerán calles y plazas para cumplir con los nuevos requisitos legales -afiliarse, ficha, firma y foto- cuyo cumplimiento es necesario para el renacimiento de sus antiguos partidos. Los políticos lucharán contra todas las trabas que les pondrá el organismo electoral.
Los políticos contactarán a todos los caciques provinciales para hacer los usuales pactos locales. Mientras tanto, Rafael Correa seguirá cumpliendo con lo que dijo hace un año al reponerse en Carondelet. Claramente nos advirtió a los ecuatorianos que él estaría en campaña los siguientes cuatro años. ¡Correa cumple! El pasado martes 10 de Agosto el Presidente cerró su primer año de campaña con un programa que pareciera elaborado a cuatro manos por el pomposo duce Mussolini que gustaba rodar por las calles y saludar de pie, desde un jeep militar, en íntima colaboración con el mayor guionista, actor y director político del mundo hispano: Fidel Castro, experto en monólogos de horas.
No es por puro gusto ni por loco que Correa amaneció a colocar flores por el quiteño aniversario independentista, para inmediatamente trasladarse al acorralado edificio donde vegeta nuestro anémico Poder Legislativo. ¿Quién lo entiende? Colocar centenares de elementos armados en calles y terrazas, para cuidar la vida de un fácil blanco que pasea despacio en un coche convertible.
Dado que la misma noche viajaría a Bélgica para vacacionar con su familia, Correa adelantó para el martes 10 su usual monólogo sabatino.
Durante varias horas hizo aquello que sabe hacer mejor que nadie: repetir sus verdades de distintas maneras, de tal modo que no quede espacio para nada ni para nadie. Es así como poco a poco Correa se va consolidando como el único referente presidencial del quehacer nacional.
El precio que Correa ha pagado para lograr su actual grado de posicionamiento nacional tiene un costo humano y político, pero hasta aquí le ha valido la pena.
El país conoce que Correa perdió a Fabricio el mayor, el mismo que murió como hermano privado y contratista público, para renacer como enemigo público y candidato presidencial privado de partido y de coidearios. Algo tragicómico será ver el 2013 a este par de formidables actores en la tarea de victimizarse mutuamente ante un electorado que creía haberlo visto todo. Desde ahora envío mis condolencias por lo que sufren y sufrirán la mamá y hermana de este par de cromos en campaña.
En su edición pasada, Vanguardia tituló así su tema principal: “Los hijos que se tragó la revolución”.
Allí consta que la Revolución Ciudadana ha engullido en 43 meses, hijos, aliados, compañeros de ruta y técnicos. La mayoría salió por diferencias políticas, encontrones con Correa, ineficiencia o sospechas de corrupción. Los 35 nombres que comienzan por Fabricio Correa y terminan en Alberto Acosta, serán oportunamente cortejados para que hasta fines de año se hayan limado las asperezas, y todos vuelvan al estómago de PAIS, el partido ballena, lleno de gente que va llena de infinito amor patrio.
El precio que los ecuatorianos pagarán, a cambio de que los cómodos de hoy hayamos entregado el mando a Correa, es que, a este paso, nuestros hijos y nietos sólo podrán aspirar a ser empleados públicos.

Por la gracia de Correa y la complicidad del resto

 2 DE AGOSTO DEL 2010 . VANGUARDIA  

Que nadie se engañe: Rafael Correa nos tiene en sus manos. Sus coidearios, por indignos o incapaces, y nosotros, por cómodos o irresponsables, hoy nos encontramos en un punto de nuestra historia en que el conductor se ha tomado el país de palabra y de obra, y nos lleva a cualquier destino, que quizá ni él mismo conoce, pues tan grande es la confianza que Correa tiene en sí mismo, que el hacer camino al andar es parte de su ruta, hoy convertida en la ruta de todos.
Con su aborregamiento, los coidearios de Rafael Correa nos han demostrado que, frente a volver al anonimato —en caso de negarse a hacer el papel de funcionario sumiso o de asambleísta escondido en su oficina un domingo por la noche—, todos, sin excepción alguna, han escogido la triste ruta de Panchana y Romo: él ya no decepciona a nadie, pero ella sí. Pues ellas y ellos saben bien que ninguno tiene la entereza de Alberto Acosta, el único defenestrado que, con firmeza, dice esta boca es mía, aunque sea para protestar porque Correa no le hace caso y se niega a convertirse en ecologista y vegetariano.
Gracias al exagerado gasto público —el del pasado y el del presente—, Correa ha logrado que, al mismo tiempo que avanza la carísima construcción de su obra vial, hoy sumen 1 700 000 los ecuatorianos que reciben un bono mensual.
Así ambos hechos constituyen dos elementos de reconocimiento y apoyo popular que permiten al Primer Mandatario beneficiarse de la esperanza de que mañana las carreteras y los puentes nos traerán progreso económico. Entre tanto, las masas se acostumbran a sobrevivir gracias a un subsidio que la propaganda oficial se encarga de presentar como un acto de amor al prójimo, proveniente de un Presidente que lo que entiende por academia y democracia lo fusiona a su gusto, y nos lo trasmite en grandes sobredosis verbales llenas de veneno contra muchos de sus hermanos ecuatorianos, confirmando aquello de que para él el odio entre hermanos es algo normal.
Oportunamente Correa nos advirtió que su gobierno sería una permanente campaña política para luchar contra todos los malos que quieren destrozar el país.
Más allá de que siempre se preocupa de mantenerlas contentas y aceitadas, Correa no se lanzará contra las bayonetas como lo hacía Velasco Ibarra, pero en lo que sí seguirá a su antecesor es imitándolo en la permanente actitud de ser el abanderado del pueblo, postura que sumada a la complicidad de sus asambleístas, le permitirá jugar con figuras como la muerte cruzada o las consultas populares, mientras al mismo tiempo compra tiempo basado en un clientelar gasto público alimentado por ahora por la maquiavélica banca pública china...
Qué papel tan triste el de los asambleístas de oposición que concurrieron a la convocatoria legislativa para un domingo por la noche. Tan triste como la conducta de los que no bajaron al Pleno siguiendo las instrucciones presidenciales. ¡Qué suerte la de Correa! Los legisladores propios y los ajenos no dan la talla, por lo que no molestan los unos ni los otros. Los analistas creyentes de que algo grave pasa —porque a veces es necesario que Ricardo Patiño y Alexis Mera se trasladen en persona para controlar a los legisladores afines—, no aprecian el bajo costo que este traslado nocturno significa, si lo comparamos con obtener la vigencia de una ley petrolera que ayudará al Ejecutivo a tomar decisiones a dedo.
La fecha ya ha sido fijada. El próximo 15 de noviembre todas las personas y movimientos afines con Rafael Correa se fusionarán y consolidarán dentro de una estructura política llamada PAIS, cuyo primer mandamiento será el mantenerse unidos para ser parte de un partido que nos seguirá gobernando durante todos los años posibles, bajo la férrea batuta del presidente Correa, por sí mismo o por interpuesta persona, de acuerdo a las circunstancias futuras.
Por ser una sociedad sin instituciones estamos en manos de Correa. Ecuador tendrá las instituciones que él va construyendo, gracias a la complicidad de PAIS y al encubrimiento del resto.

El Gobierno juega a la ruleta rusa con el futuro

19 DE JULIO DEL 2010 . VANGUARDIA

Más de la mitad de votantes gringos no creen que el Presidente ni el Congreso son capaces de tomar las decisiones que necesitan sus 300 millones de habitantes para recuperar la antigua solidez económica y el hoy tan disminuido poder internacional. La institucionalidad en los EE.UU. se encuentra en crisis, pues la codicia solapada por sus únicos dos grandes partidos políticos se encargó de crear una burbuja que reventó en las manos de un presidente que es la mezcla perfecta entre lo malo conocido con lo bueno por conocer. Como van las cosas el presidente Obama no será reelecto.
Los colombianos eligieron un presidente que continuará la política de no dudar en aplicar cualquier medio para llegar al fin que ellos necesitan: eliminar a las FARC. Para lograrlo, en lo interno y externo, las consideraciones éticas no vienen al caso. Posiblemente, Santos será reelecto.
¿Podrá Rafael Correa convencer a los ecuatorianos de que lo necesitamos como presidente por varios años más? ¿Qué ha logrado nuestro gobierno en beneficio del Ecuador ? En lo internacional, fuimos bombardeados por Colombia y lo único que nuestro Presidente ha hecho es patalear hasta conseguir unas disculpas, de las gratis, de las que nada cuestan. Correa ha sido invitado a la ceremonia de trasmisión del mando del presidente que ordenó la invasión al ministro que la ejecutó. Uribe dice que nuestra diplomacia es “meliflua y babosa”. En el mismo campo internacional, nuestro Presidente fomenta una relación boba e improductiva con Irán, al mismo tiempo que manda enviados al primer mundo para lograr que nos pongan en una lista condigna a la línea de su gobierno. Ni blanca ni negra. Gris. Por último, nuestro Presidente nos ha matriculado en una universidad tercermundista llamada Unasur, donde hacemos el papel del ingenuo estudiante de una materia llamada socialismo siglo XXI, cuyos profesores son unos demagogos irresponsables llamados Chávez, Morales y los Bonnie .
 Clyde sudamericanos: los Kirchner. Al mismo tiempo, Correa dizque quiere copiar lo que hacen los gobernantes chilenos o brasileños, pero el alumno que copia con miedo a que sus maestros de la Unasur lo pesquen copiando, copia mal; más allá de que Correa no cree en la importancia de una materia llamada desarrollo y progreso consensuado entre el Estado y el capital.
En el interior la realidad cada día es más clara.
La consecuencia de la vigencia de la Constitución siglo XXI de Montecristi es que sus disposiciones tienen que ser cumplidas. Esto significa que debemos nombrar a las personas que integrarán las instituciones nacionales que contempla dicha ley suprema. Una nueva estructura constitucional, judicial y de control se encuentra en gestación y su claustro materno es un organismo que ya tiene un patético sobrenombre: “el quinto poder del Estado”, cuyos pobres miembros —bueno, no tan pobres, pues se acaban de asignar grandes sueldos—, son destinatarios de los ucases de Correa; del acoso de los distintos grupos de Alianza País y de los cantos de los actuales funcionarios y jueces que en forma urgente quieren ser reemplazados, pero por supuesto, por ellos mismos. No faltaba más.
Al mismo tiempo, el presidente Correa sigue en lo que mejor él sabe hacer: mantenerse en un estado de permanente sofoco y sobreexcitación en lo físico y mental, viajando y hablando sin parar, repartiendo cheques chicos, prometiendo cheques grandes y entregando al pueblo adictivos y famélicos subsidios clientelares. Mientras tanto, nos sigue hipotecando a los chinos, y comprando tiempo hasta encontrar nuevos recursos de fuentes internas y externas. Correa sabe bien que a todo el que gasta como nuevo rico lo abandonan al quedarse sin lana que regalar.
El destino político de Obama y de Santos le incumbe a ellos. Nosotros debemos preguntarnos ¿Qué estamos haciendo desde hoy los cómodos e ingenuos ecuatorianos que en las urnas escogimos a Correa y a la gente de PAIS para que nos den haciendo el sicariato político de jugar a la ruleta rusa con nuestro futuro?   

El Presidente no disuena en el arcoiris que critica...

28 DE JUNIO DEL 2010 . VANGUARDIA  
Rafael Correa tiene algo de cada ex presidente. Recuerda el amor de Roldós al contacto popular, con la diferencia de que el difunto no buscaba dividir a la gente. La vocación por la investigación académica de Hurtado; sin éste creerse una universidad deambulatoria como nuestro académico Correa. El liderazgo y la intransigencia de Febres Cordero. Aunque no sabemos qué firmaría Correa con una pistola en su cabeza. El creer, al igual que Borja, que el progreso puede darse desde abajo hacia arriba. Casi logra Correa que Borja comience de nuevo desde bien abajo como secretario de la Unasur. El ser tan católico practicante como Sixto. Éste con curas derechistas y Correa con los izquierdistas. Igual, todos curas.
La explotación del cantar y sudar en la tarima con fines demagógicos. Sin la genialidad de Abdalá que era solista, Correa hace trío con Raúl Castro y Ricardo Patiño. Continuar al pie de la letra con la dolarización de Joyce y Mahuad. A quienes Correa no les reconoce mérito alguno.
De Gustavo Noboa, quizá Correa conserva los Blue Jeans que Fabricio le encargaba traer de Miami para los dos. Nada más cómodo que ponerse uno bien viejo y regalado.
Con Lucio Gutiérrez comparte el desconocimiento o negación de lo que en realidad sucede día a día en su gobierno. Con Alfredo Palacio la vocación por cambiar ministros a cada rato, como Palacio lo cambió a él. Al igual que en todos los gobiernos que le han precedido, en el gobierno de Correa también se da la corrupción; entendida como la práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de ellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.
Hasta hoy Correa no es gestor en su beneficio económico de ningún acto de corrupción, pero esto no lo librará de la responsabilidad política y de conciencia que tarde o temprano lo acosará, dado que por su manera de interpretar sus victorias obtenidas en las urnas, hasta el día de hoy Correa cree que la esencia de estos triunfos le confiere, a él y por tanto a su gobierno, el derecho a manejar los recursos públicos aplicando las reglas no escritas de la revolución ciudadana, pues lo que se hace en nombre de esta liviana menor de edad, es lo que el pueblo dizque quiere o le conviene. Todos queríamos no seguir viendo las caras de los diputados de siempre, pues bien, como eso es lo que el pueblo quería, los correístas y los del MPD los sacaron a punta de garrote.
Meses después ya no hubo que garrotear a nadie, pues en Montecristi la presencia mayoritaria de los correístas de País redactó la Constitución siglo XXI, en cuyo nombre y bajo su carpa todo aquel que puede hoy hace o reclama lo que le viene en gana. Esta Constitución siglo XXI, es el libro que amparó la ilegal toma de la Corte Constitucional, y son sus garantías las invocadas por las actuales jerarquías, judicial y de la judicatura, para seguir administrando y descontrolando, respectivamente, nuestra vergonzosa justicia, diariamente enfrentada por la vindicta pública representada por un protagónico Fiscal General que aspira a presidir el futuro Consejo de la Judicatura, y que viene a ser para Correa lo que el nuevo presidente Santos es para el colombiano Uribe: son la misma cosa.
Esta misma Constitución siglo XXI es la que manosean los asambleístas, mientras amasan leyes que se les queman antes de entrar al horno, por lo cual las remezclan con harina de otros costales tratando, al mismo tiempo, de complacer y engañar al jefe Correa y a la prensa libre que día a día nos informa el avance de este proceso de gestación legal contranatural, que terminará mediante un aborto provocado por el veto presidencial, si la ley no es de su agrado.
Este es el terreno real sobre el cual los funcionarios del poder ejecutivo del presidente Correa administran día a día los miles de millones de dólares del petróleo, IESS, y de los impuestos que pagamos los que creemos que hoy este gobierno no tiene plata, por haber contratado y gastado sin control. Por lo cual nos endeudará de la misma manera que Rafael Correa tanto ha criticado desde su púlpito sabatino.

Correa se parece a los gobiernos que apostrofa

14 DE JUNIO 2010 . VANGUARDIA  
Allá por los años 80, empresarios y comunistas atrincherados en sendos brazos políticos llamados PSC y MPD, dirigidos por los hoy difuntos León Febres Cordero y Jaime Hurtado, libraron conjuntamente una guerra a muerte contra el gobierno del presidente Oswaldo Hurtado a quien, con male fe e irresponsabilidad, los coludidos conspiradores, en su afán de neutralizarlo y acosarlo, acusaron durante tres años y medio de ser políticamente bisexual; es decir, comunista y capitalista al mismo tiempo.Hoy, un cuarto de siglo después los empresarios abjuran del ahora casi inexistente socialcristianismo que antaño financiaron, y los señores del MPD pierden terreno día a día, pues el gobierno populista, estatista e ideológicamente asexuado de Correa —ni derechista ni comunista— no está dispuesto a dar nada gratis a ellos, ni tampoco a los dirigentes indígenas.
Tal parece que algunos actores del mundo privado nacional han aprendido mucho de las lecciones del pasado pero lamentablemente lo han entendido muy tarde. Lo expresado a Vanguardia por Antonio Rodríguez, Blasco Peñaherrera Solah, Pablo Lucio Paredes y Joyce de Ginatta, es enternecedor. Ellos sostienen que la élites empresariales nunca se preocuparon por lo macro, y afirman que hoy se hallan desactivadas, tratando de pasar desapercibidas, viviendo divorciadas de la sociedad y escondidas en sus particulares parcelas, luego de que durante muchos años se reunieron sólo entre ellos mismos para presionar a los gobiernos, y sin abrirse al Ecuador de todos.
Estos cuatro compatriotas coinciden en que la ex clase dirigente ecuatoriana tiene que hacer un mea gravísima culpa, buscar la unidad Quito- Guayaquil, reinventarse y volcarse a la política; actividad que requiere tiempo, competencia y ganas, como en forma eficiente lo hizo Pablo Lucio Paredes en Montecristi, de donde salió escaldado. Cuatro años después pero con otras palabras, los cuatro compatriotas arriba citados nos dicen lo mismo que el 2006 Correa dijo al país en su primera campaña presidencial respecto de la clase dirigente ecuatoriana. Cierto es que el labioso y lenguaraz candidato sazonó su campaña diciendo que él era un ex boy scout, católico seguidor de monseñor Proaño, formado en Zumbahua, Bruselas e Illinois, y muy respetuoso de la entonces hipnotizada prensa escrita a la que hoy veja de palabra, y de la audiovisual por medio de la cual encadena nuestra privacidad con permanentes enlaces en las pantallas incautadas e incautables.
Hay fuerte semejanza entre algunos gobiernos del pasado,a los cuales Correa apostrofa y el régimen que él preside. Veamos: en confianza los ex presidentes se expresaban del sector privado y de la prensa en los mismos términos y por los mismos motivos que hoy lo hace Correa. La única diferencia es que él lo hace en público.
Los gobiernos del pasado no se abrieron al país.
Desde Carondelet se miraba con recelo a las universidades, al municipalismo y a las nuevas propuestas provenientes desde afuera. Los presidentes terminaban secuestrados por sus prejuicios y dialogando sólo con sus incondicionales.
Correa no es diferente y, para colmo, todos los sábados dizque dialoga con el pueblo, pero es un monólogo en que él también hace de ventrílocuo.
Los gobiernos del pasado incrementaron la deuda externa como consecuencia de la grosera incontinencia en el gasto público y privado de nuestra ex moneda el Sucre.La dolarización fue una camisa de fuerza, pero el gastador Correa ha logrado convertir esta dura tela en un complaciente elástico que ha estirado hoy hasta más de 20 000 millones. En un un acto de nacionalismo Correa reemplazó al codicioso mercado externo por un humilde y obediente banquero: el IESS de la maltratada clase trabajadora.
A los ex presidentes les tomó un largo tiempo el entender sus limitaciones. Correa ya lleva tres años y medio pero sigue creyendo que él, desde el Estado esculpido por él, hará que el Ecuador camine hacia el progreso. Queda pendiente desarrollar el delicado tema de la corrupción.

La revolución marcha al compás del cangrejo

31 DE MAYO DEL 2010 . VANGUARDIA  

La revolución ciudadana y la Constitución siglo XXI son lo mismo. Ambas son hijas del apareamiento entre las distintas razas políticas ecuatorianas que componen el mayoritario multimestizaje llamado Alianza País. Por tanto, ambas nacieron con el estigma de que sus miembros vivirán en permanente forcejeo, pues sus culturas e intereses de grupo son distintos, aunque individualmente todos comparten un común denominador llamado Rafael Correa, el inquieto guayaco con educación occidental, vocación proestatal y prácticas sofísticas, gracias a quien ellas y ellos salieron de un anonimato al que no quieren volver.
En sus esencias, poco y nada hay en común entre Fernando Cordero y Virgilio Hernández; María Paula Romo y Aminta Buenaño; Paco Velasco y Javier Ponce; Nathalie Cely y Doris Soliz; Alexis Mera y César Rodríguez; Ricardo Patiño y Vinicio Alvarado. Poco y nada hay en común entre todas las mujeres y los hombres de un Presidente al que: o lo sigues, aunque tengas que tragar grueso, o te quedas botado en el camino como la Mónica Chuji y el Fander Falconí.
Por último, lo anterior tiene relación con las personas, y cada cual es digno de su suerte. Lo preocupante es saber dónde estamos y a dónde vamos luego de casi un año de la vigencia de una Constitución producto del apareamiento habido en la asamblea de Montecristi.
La reelección del presidente Correa, realizada casi un año atrás, fue una leguleyada, pues él debió cumplir su primer mandato hasta enero del 2011, pero en buena hora que la hicieron, pues mucho mayor sería el caos nacional actual, dado que al mismo tiempo en el segundo semestre del presente año los ecuatorianos habríamos tenido que vivir y sufrir el proceso de aprobación de todas las leyes previstas por la constitución siglo XXI; vivir y sufrir el proceso de designación de los organismos de control; vivir y sufrir el proceso de designación del Consejo de la Judicatura y de la Corte Nacional de Justicia, y vivir y sufrir una campaña presidencial en la cual el Presidente-candidato habría derrotado a los mismos que derrotó el año pasado, con el agravante de que habría aspirado a dos presidencias futuras amparado en la Constitución siglo XXI. Gracias a la leguleyada, nos falta tenerlo como candidato tan solo una vez más el 2013.
En lo político los ecuatorianos prácticamente estamos en el mismo lugar de casi un año atrás.
No se ha aprobado ninguna de las leyes previstas y seguimos con los mismos personajes en los organismos de control. Más bien hemos retrocedido, pues una sangrienta lucha cuerpo a cuerpo entre el fiscal Pesántez y unos asambleístas momentáneamente desobedientes, sirvió para regresar a las prácticas legislativas del toma y daca de antaño. Pocos días después del pírrico triunfo político del Fiscal y del Presidente, en que ambos humillaron a los buenos muchachos de Alianza País, las ecuatorianas y los ecuatorianos vemos avergonzados en Tv que la comunidad indígena de La Cocha humilló a la Constitución siglo XXI, a Correa, a Pesántez, a la justicia, y a todos nosotros, haciendo lo que les da la gana con el cuerpo de un culpable o inocente llamado Orlando Quishpe, contando con la complicidad y el encubrimiento del fiscal Tibán, de la Policía y de la justicia ordinaria, todo esto en nombre de la complaciente Constitución siglo XXI en que se inspiran para imponernos la injusta justicia indígena, inspirada en la corrupta justicia de los blancos, más que en la de sus ancestros.
En lo económico, el Ecuador está peor que al comenzar este gobierno. En tres años y medio de administración se han gastado decenas de miles de millones para lograr que el Estado del presidente Correa le caiga bien a la clase media quiteña, y que los pobres de Guayaquil y de todo el país se hagan adictos a la droga del subsidio y del bono, pues Rafael Correa y su gente prefieren esto a fomentar la inversión privada nacional y extranjera. Consensuemos, entonces, en dónde estamos y socializaremos a dónde vamos.
Gracias Alianza País. Gracias Constitución Pachamama... ¡Pucha madre!  

Libreto semi oficial de la cadena sabatina

17 DE MAYO DEL 2010 . VANGUARDIA  
Presidente: debo preparar mi diálogo sabatino. ¿Qué temas me tienen?
Ministro A: es vital que hable varios sábados seguidos; el Vicepresidente aburre a la gente.
Ministro B: con todo respeto, los sábados en que usted habla también baja la sintonía. Los invitados conversan o se salen de las carpas Presidente: es culpa de la estupidez de la gente.
Lo mismo me pasaba con mis alumnos. No tienen nivel ni capacidad de concentración. Por otro lado, tengo que viajar algunos sábados por mis compromisos internacionales. Tengo la responsabilidad de la Unasur.
Ministro A: en cambio al escucharlo en la Universidad en Illinois los alumnos estaban con la boc... 
Ministro B: te interrumpo, cuando fuimos a Europa, en Londres y en Bruselas también estaban con la boca abierta al escucharlo.
Presidente: acá la abren para bostezar.De todos modos, voy a hacer algunos cambios en mis intervenciones. Voy a explicar el giro político que estoy dando a mi gobierno, pues algunos mediocres creen que me estoy derechizando.
Ministro A: imagínense, me llamaron resentidos los garroteros del MPD que usamos para disolver el viejo Congreso de la partidocracia, pues ahora usted públicamente los llama garroteros.
Ministro B: también tiene que explicar que usted no ha pactado con Nebot. Todos confiábamos en que Interagua desaparecería.
Presidente: los sectarios están resentidos porque invité a mi mesa en el colegio La Condamine a Mauricio Pozo. Recuerden que Stiglitz y Krugman charlaban amigablemente con Samuelson y con el difunto Friedman.
Ministro A: tampoco nadie entiende su amistosa llamada al presidente Uribe por lo del velero colombiano. Me han llamado a decirme que fue un tongo acordado con Uribe.
Ministro B: las cosas con los indígenas van muy mal, dicen que usted los ha traicionado, pues dicen que usted ganó gracias a ellos.
Presidente: resulta ahora que las elecciones las ganaron los indígenas y Alberto Acosta.
Ministro A: otro problema que tenemos es por la votación de los socialcristianos que ayudaron al Wachito Pesántez. Esto sumado a la novatada en beneficio de Wachito de los "guerreros de palo"; así los ha bautizado la pobre María Paula.
Ministro B: los presidentes Chávez y Evo ven con malos ojos el viaje del Diego Borja a dar explicaciones a los gringos para que no nos desmonten la dolarización por los acuerdos con Irán.
Presidente: asumo que Hugo y Evo verán con buenos ojos el que yo no extradite a los narcos. Mi política internacional de ahora en adelante con los gringos será canjear narcos colombianos por banqueros ecuatorianos.
Ministro A: en eso tienen mucha razón usted y Chauvín, porque… Ministro B: no compares al Presidente con Chauvin…. Ministro A: no lo comparo, simplemente ambos coinciden en esa táctica dentro de nuestra estrategia soberana.
Ministro B: hay que explicar al pueblo lo de Coca Codo y de la Refinería del Pacífico, pues la gente dice que no tenemos nada en concreto. Conozco que la prensa anda atrás de María Elsa Viteri, pero ella hasta ahora no abre la boca.
Ministro B: quizá conviene eliminar el segmento contra la prensa escrita; estos tipos están más duros contra usted y la gente los sigue leyendo.
Presidente: informaré que logré que Kirchner sea nombrado Secretario General de la Unasur.
Ministro A: los Kirchner están muy desprestigados.
En Argentina les dicen Bonnie&Clyde...
Ministro B: ¿en qué país gobernaron los esposos Bonnie&Clyde? Ministro A: quizá debemos contratar una asesoría para actualizar nuestras estrategias.He oído que hay una empresa muy eficiente, creo que se llama Estratega BDS, entiendo que la ministra.
Ministro B: hay una Agencia guayaquileña que ha sido contratada por varias ministras para asesoría de imagen.
Presidente: mejor llamo a mi amigo el presidente Uribe y le pregunto cómo se llama el venezolano que ha contratado para que Santos le gane al comunista y ateo Mockus.