martes, 13 de diciembre de 2011

¿Y si Correa se sentará a trabajar con Nebot?

 20 DE DICIEMBRE DEL 2010 . VANGUARDIA  

Correa y Nebot son necesarios. Correa cubre el espacio desde la izquierda hasta el centro y Nebot desde la derecha hasta el mismo centro. El centro político es el sitio en donde una persona cívica, sentada en la silla giratoria de la sensatez, da sus vueltas y, sin marearse, trata de hacer el bien sin perseguir a nadie a su alrededor. Allí está Nebot, en el centro, contando con gran credibilidad en Guayaquil.
Por su lado, Correa trata de estar y está en todas partes, logrando que en forma permanente más de la mitad de los ecuatorianos creamos en sus buenas intenciones por encima de su dudosa madurez o en la futura conveniencia de todo lo que hoy hace o deshace. En el Ecuador nadie cree que Nebot es loco o mentiroso; sólo saben que es un muy buen alcalde y que ya no busca la Presidencia. En Guayaquil, muchos creen que Correa es negativo, pues su naturaleza lo evidencia.
Cuando no es él quien pone la primera piedra o dice la última palabra o la delincuencia nacional lo supera, se siente obligado a repetir que Nebot y el socialcristianismo son lo mismo, cuando en los hechos, la ingenua intemperancia de Febres Cordero más la metástasis moral de su entorno, llevaron poco a poco a Nebot a preferir proseguir en solitario su camino antes que hacerlo mal acompañado. Todo esto más allá que al pie de las urnas la mayoría coincidió en votar por ambos para Presidente y Alcalde.
Penosamente, las poderosas ganas que tiene Correa de que Guayaquil lo reconozca como su hijo predilecto, o como nuestro padre putativo, y que aquí le vaya tan bien como le va en los sitios donde promete o entrega lo que nosotros ya tenemos gracias a 18 años de buena gestión municipal, lo han llevado a atacar a Nebot en forma ridícula y obsesiva. Nebot, desde la gobernación hasta ahora, ha servido a Guayaquil el mismo número de años que Correa ha vivido donde los belgas, gringos y quiteños, donde se fue para no regresar.
Correa es necesario para el Ecuador porque rechaza a los que manejaron a los presidentes como cosa propia. Si Correa-presidente sobrevive será porque el pueblo quiere que se quede, y porque los extremistas de izquierda y de derecha, y los poderes fácticos civiles o militares, no pueden contra su decisión de cumplir con su deber; todo esto sin importar mucho cuánto gasta ni en cuánto nos endeuda mientras el petróleo aguante.
Si Correa sobrevive, quizá fortalecerá nuestra peculiar democracia, por encima del servilismo de todos sus coidearios, y de su personal actitud antidemocrática y semi salvaje respecto de los medios privados de comunicación, y por encima de su natural inclinación a amalgamar lo verdadero con lo falso, en beneficio de su inocultable ego. Para la salud futura del Ecuador, Rafael Correa es un laxante político de marca; no es un genérico cualquiera.
Nebot es necesario y los 3 millones que vivimos en el gran Guayaquil no queremos que ninguno de los monaguillos de Correa lo reemplace, para luego tener que despedirlo (a), hasta media calle, desde el mismo balcón municipal en que Elsa lanzaba regalos y Febres Cordero gritó sus carajos anti ahuevantes. Nebot es necesario porque comprende bien que Guayaquil es el crisol de las necesidades locales, regionales y nacionales; y que sus electores exigimos que nos sirva y lo apoyamos mientras nos cumple. Nebot es necesario porque sabe manejar bien las rentas propias y las que recibe del Estado, evitando al gobierno la carga de convertirse en padrino de una gestión municipal mediocre como la quiteña. Y es necesario porque en el trópico el pulso y la presión requieren experiencia más que academia.
Esto es lo que Correa no entiende. Reciclando dóciles ministros, enternecido con la delincuencia hija de la miseria y del narcotráfico; feliz como niño con juguete nuevo al, dizque, fregar a los pelucones de Samborondón con la vecindad de la Policía Judicial, alejándola de vastos sectores populares, cargará sobre sí con más problemas.
Al presidente Correa más cómodo le resulta abrazar al colombiano Santos, el que nos bombardeó, que trabajar con Nebot.

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