18 DE ENERO DEL 2010 . VANGUARDIA
¡Ah soberanía! ¡Oh dignidad!, cuántas traiciones se han perpetrado en tu nombre. Fánder Falconi, Roque Sevilla y Francisco Carrión, acaban de morir sin pena ni gloria en las faldas del Pichincha, pues mi comandante en jefe del poder ejecutivo la semana pasada los mató, a los tres, de un sólo balazo, al boicotear de mala manera —él no conoce otra— la firma del inminente documento fiduciario que habría impedido a su gobierno dar marcha atrás en el compromiso de poner un candado a la futura extracción de petróleo del bloque ITT de la reserva Yasuní.
Son tres bajas de distinta importancia. La primera es Fánder Falconi, flamante tercera cruz clavada en el monte del olvido en el cual hoy reposa junto con los difuntos fundadores de PAIS, Alberto Acosta y Gustavo Larrea; tres mosqueteros redactores de las normas filosóficas Sumak Kausay, que creyeron que un boy scout nunca abandona a sus amigos en una excursión o alocución sabatina, como lo hizo Correa.
La única inteligencia gubernamental que ha sobrevivido a todos los frecuentes accidentes políticos y de aviación, es el ex periodista, poeta, chef y actual militar ad hoc, don Xavier Ponce.
No cuenta el nombre de Fernando Cordero, pues él está destinado a matar o vivir en el duelo a muerte cruzada que más adelante convocará el presidente Correa, cuando su cota emocional compita con la cota de Paute.
Roque Sevilla, la segunda baja, es un infiltrado del alto Quito que logró enclavarse en un gobierno cuyo primer mandamiento es gastarás el dinero del pueblo a millares surgir, por lo cual en el momento que Correa encontró una contradicción entre el seguir mendigando monedas al primer mundo a cambio de renunciar a explotar el ITT-Yasuní, y el proveer de petróleo a la futura refinería manabita del Pacífico, resolvió descalificar el sueño ecologista de Roque, quien deberá consolarse con el recuerdo de los viajes transatlánticos y transpacíficos, y la saludable legislación de PAIS a favor del turismo. De toda gran decepción siempre algo queda.
Francisco Carrión, la tercera baja, no es ni mártir ni infiltrado; Pancho es un soldado de la diplomacia, que con todo lo que ha vivido y visto desde la Cancillería, no debiera extrañarse de la conducta presidencial ni tampoco resentirse con Correa, pues un buen diplomático nunca se resiente.
La conexión china Coca Codo Sinclair; contentar a los militares y/o confundirlos con falsas alarmas golpistas; la refinería del Pacífico con Chávez; los subsidios a sectores populares urbanos y rurales; la manipulación desvergonzada de la televisión embargada; la omnipresencia presidencial física, mediática y virtual; el presentarse como el Robin Hood de lo tributario y laboral, aunque como consecuencia de esta demagogia muchas empleadas domésticas pasen al desempleo, y los beneficiados con el canibalizar los 13er y 14to sueldos sufran la maldición de este espejismo; el perseguir con los ojos vendados a la corrupción rampante; el pelearse con las tímidas izquierdas y adoptar las prácticas fascistas de la derrotada derecha; el hacer disimulados méritos ante Chávez y ante los gringos; el adular a las masas guayaquileñas y, al mismo tiempo, tratar de minar la gestión municipal de Nebot, son algunos de los pasos y de las políticas puestas en práctica por Correa para consolidarse, durante los años 2010 y 2011, como el adalid de la lucha por los sectores mayoritarios y, al mismo tiempo, en el severo crítico de lo que no debería pasar en su gobierno, pero pasa, y pasa porque dizque Correa es como Velasco Ibarra: el hombre es honrado, pero al pobre lo tienen rodeado.
¿Seguirán amaestrados los legisladores de Alianza País y alineados los grupos políticos satélites? Si a lo largo del 2010 Correa obtiene la aprobación de todas las leyes previstas en la estatista agenda legislativa y si, además, se renueva el control de los organismos de control con varios nuevos Don Cheto y él sigue como el único Sullivan, los que creen que el 2013 no será reelecto, verán lo que es una inescrupulosa maquinaria electoral en acción.
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