miércoles, 7 de diciembre de 2011

El martes 10 de Agosto fue un Sábado Gigante

 16 DE AGOSTO DEL 2010 . VANGUARDIA 

2013 será el año en que algunos ecuatorianos competirán para ganar la Presidencia de la República. Estos candidatos lucharán para obtener la banda que ninguno de ellos tiene, mientras que desde el poder, el candidato estrella Rafael Correa recorre el país con la tricolor en su pecho, gracias a haber derrotado en dos elecciones seguidas a los mismos competidores que neciamente lo enfrentarán en el 2013.
Bien sabemos los nombres del pelotón de necios que invertirán tiempo y dinero en cumplir con las disposiciones legales de recoger cientos de miles de firmas para que sus partidos vuelvan a ser reconocidos como hijos legítimos de la democracia, con derecho a participar en elecciones políticas para ganar y darse el gusto de dirigir a la familia ecuatoriana.
Los políticos recorrerán calles y plazas para cumplir con los nuevos requisitos legales -afiliarse, ficha, firma y foto- cuyo cumplimiento es necesario para el renacimiento de sus antiguos partidos. Los políticos lucharán contra todas las trabas que les pondrá el organismo electoral.
Los políticos contactarán a todos los caciques provinciales para hacer los usuales pactos locales. Mientras tanto, Rafael Correa seguirá cumpliendo con lo que dijo hace un año al reponerse en Carondelet. Claramente nos advirtió a los ecuatorianos que él estaría en campaña los siguientes cuatro años. ¡Correa cumple! El pasado martes 10 de Agosto el Presidente cerró su primer año de campaña con un programa que pareciera elaborado a cuatro manos por el pomposo duce Mussolini que gustaba rodar por las calles y saludar de pie, desde un jeep militar, en íntima colaboración con el mayor guionista, actor y director político del mundo hispano: Fidel Castro, experto en monólogos de horas.
No es por puro gusto ni por loco que Correa amaneció a colocar flores por el quiteño aniversario independentista, para inmediatamente trasladarse al acorralado edificio donde vegeta nuestro anémico Poder Legislativo. ¿Quién lo entiende? Colocar centenares de elementos armados en calles y terrazas, para cuidar la vida de un fácil blanco que pasea despacio en un coche convertible.
Dado que la misma noche viajaría a Bélgica para vacacionar con su familia, Correa adelantó para el martes 10 su usual monólogo sabatino.
Durante varias horas hizo aquello que sabe hacer mejor que nadie: repetir sus verdades de distintas maneras, de tal modo que no quede espacio para nada ni para nadie. Es así como poco a poco Correa se va consolidando como el único referente presidencial del quehacer nacional.
El precio que Correa ha pagado para lograr su actual grado de posicionamiento nacional tiene un costo humano y político, pero hasta aquí le ha valido la pena.
El país conoce que Correa perdió a Fabricio el mayor, el mismo que murió como hermano privado y contratista público, para renacer como enemigo público y candidato presidencial privado de partido y de coidearios. Algo tragicómico será ver el 2013 a este par de formidables actores en la tarea de victimizarse mutuamente ante un electorado que creía haberlo visto todo. Desde ahora envío mis condolencias por lo que sufren y sufrirán la mamá y hermana de este par de cromos en campaña.
En su edición pasada, Vanguardia tituló así su tema principal: “Los hijos que se tragó la revolución”.
Allí consta que la Revolución Ciudadana ha engullido en 43 meses, hijos, aliados, compañeros de ruta y técnicos. La mayoría salió por diferencias políticas, encontrones con Correa, ineficiencia o sospechas de corrupción. Los 35 nombres que comienzan por Fabricio Correa y terminan en Alberto Acosta, serán oportunamente cortejados para que hasta fines de año se hayan limado las asperezas, y todos vuelvan al estómago de PAIS, el partido ballena, lleno de gente que va llena de infinito amor patrio.
El precio que los ecuatorianos pagarán, a cambio de que los cómodos de hoy hayamos entregado el mando a Correa, es que, a este paso, nuestros hijos y nietos sólo podrán aspirar a ser empleados públicos.

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