miércoles, 7 de diciembre de 2011

La revolución marcha al compás del cangrejo

31 DE MAYO DEL 2010 . VANGUARDIA  

La revolución ciudadana y la Constitución siglo XXI son lo mismo. Ambas son hijas del apareamiento entre las distintas razas políticas ecuatorianas que componen el mayoritario multimestizaje llamado Alianza País. Por tanto, ambas nacieron con el estigma de que sus miembros vivirán en permanente forcejeo, pues sus culturas e intereses de grupo son distintos, aunque individualmente todos comparten un común denominador llamado Rafael Correa, el inquieto guayaco con educación occidental, vocación proestatal y prácticas sofísticas, gracias a quien ellas y ellos salieron de un anonimato al que no quieren volver.
En sus esencias, poco y nada hay en común entre Fernando Cordero y Virgilio Hernández; María Paula Romo y Aminta Buenaño; Paco Velasco y Javier Ponce; Nathalie Cely y Doris Soliz; Alexis Mera y César Rodríguez; Ricardo Patiño y Vinicio Alvarado. Poco y nada hay en común entre todas las mujeres y los hombres de un Presidente al que: o lo sigues, aunque tengas que tragar grueso, o te quedas botado en el camino como la Mónica Chuji y el Fander Falconí.
Por último, lo anterior tiene relación con las personas, y cada cual es digno de su suerte. Lo preocupante es saber dónde estamos y a dónde vamos luego de casi un año de la vigencia de una Constitución producto del apareamiento habido en la asamblea de Montecristi.
La reelección del presidente Correa, realizada casi un año atrás, fue una leguleyada, pues él debió cumplir su primer mandato hasta enero del 2011, pero en buena hora que la hicieron, pues mucho mayor sería el caos nacional actual, dado que al mismo tiempo en el segundo semestre del presente año los ecuatorianos habríamos tenido que vivir y sufrir el proceso de aprobación de todas las leyes previstas por la constitución siglo XXI; vivir y sufrir el proceso de designación de los organismos de control; vivir y sufrir el proceso de designación del Consejo de la Judicatura y de la Corte Nacional de Justicia, y vivir y sufrir una campaña presidencial en la cual el Presidente-candidato habría derrotado a los mismos que derrotó el año pasado, con el agravante de que habría aspirado a dos presidencias futuras amparado en la Constitución siglo XXI. Gracias a la leguleyada, nos falta tenerlo como candidato tan solo una vez más el 2013.
En lo político los ecuatorianos prácticamente estamos en el mismo lugar de casi un año atrás.
No se ha aprobado ninguna de las leyes previstas y seguimos con los mismos personajes en los organismos de control. Más bien hemos retrocedido, pues una sangrienta lucha cuerpo a cuerpo entre el fiscal Pesántez y unos asambleístas momentáneamente desobedientes, sirvió para regresar a las prácticas legislativas del toma y daca de antaño. Pocos días después del pírrico triunfo político del Fiscal y del Presidente, en que ambos humillaron a los buenos muchachos de Alianza País, las ecuatorianas y los ecuatorianos vemos avergonzados en Tv que la comunidad indígena de La Cocha humilló a la Constitución siglo XXI, a Correa, a Pesántez, a la justicia, y a todos nosotros, haciendo lo que les da la gana con el cuerpo de un culpable o inocente llamado Orlando Quishpe, contando con la complicidad y el encubrimiento del fiscal Tibán, de la Policía y de la justicia ordinaria, todo esto en nombre de la complaciente Constitución siglo XXI en que se inspiran para imponernos la injusta justicia indígena, inspirada en la corrupta justicia de los blancos, más que en la de sus ancestros.
En lo económico, el Ecuador está peor que al comenzar este gobierno. En tres años y medio de administración se han gastado decenas de miles de millones para lograr que el Estado del presidente Correa le caiga bien a la clase media quiteña, y que los pobres de Guayaquil y de todo el país se hagan adictos a la droga del subsidio y del bono, pues Rafael Correa y su gente prefieren esto a fomentar la inversión privada nacional y extranjera. Consensuemos, entonces, en dónde estamos y socializaremos a dónde vamos.
Gracias Alianza País. Gracias Constitución Pachamama... ¡Pucha madre!  

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