jueves, 24 de noviembre de 2011

Correa, el único actor de una obra preocupante

8 de abril del 2008 . VANGUARDIA  

Cómplice del Plan Colombia será Rafael Correa si él cumple su amenaza de retirar a nuestros militares esparcidos o graneados en la frontera con Colombia. Y si nuestro Alto Mando militar hace caso a semejante orden, a todos ellos les alcanzará tal complicidad. Tan alucinante fue el estallido presidencial, que nadie lo ha tomado en serio, y de llevarse a cabo motivará una insólita ovación conjunta de gratitud de Uribe y las FARC. Seguida también, quizá, de una petición del Pentágono para que Correa dirija el inmediato retiro de Iraq de las agotadas tropas gringas. No nos engañemos, con o sin militares ecuatorianos en la frontera, las FARC seguirán usando nuestro territorio. Pero por ahora, sin la presencia de niñas scouts ni de guías selváticos como el difunto compañero Aisalla.
Es de asumir que el ministro Gustavo Larrea y Juan de Dios Parra debieran prohibir estos tours de confraternidad hasta nueva orden,al menos hasta que se libren de ir a la cárcel las niñas scouts; vivas encubridoras de actividades guerrilleras en suelo ecuatoriano.
Más de lo mismo. La demanda planteada por el Ecuador contra Colombia ante la Corte de Justicia de La Haya, por las pasadas fumigaciones con herbicidas tóxicos, significa poner un tibio asunto en las heladas manos de 15 jueces internacionales que deberán, primero, a lo largo de varios años estudiar si son legalmente competentes para conocer esta demanda. Segundo, resolver si el Ecuador podía plantearla. Y tercero, dictar algún día una impredecible sentencia.
Mucho ruído y pocas nueces por una demanda cuyo costo en honorarios de abogados, peritos, viáticos y permanentes imprevistos, que con el tiempo empatará o superará los 20 millones de dólares que hasta ahora, y por los mismos rubros, ha gastado el Banco Central del Ecuador en la demanda en las Islas Bahamas contra el grupo Conticorp/Ortega, cuyo juicio principal en Ecuador ya prescribió. De paso, y es sano decirlo, es práctica legal internacional el que los bufetes extranjeros paguen una comisión —referrals fee splitting— del 30% al colega o funcionario que los recomendó. Allá en el primer mundo han legalizado, lo que evidentemente enriquecería a un cholito con vara alta.
Lo peculiar de estas sonoras decisiones consiste en que al presidente Correa cada vez le es más necesario escucharse a sí mismo en escenarios morales y patrioteros tipo Benito Mussolini, para al poco rato emitir pastorales laicas contradictorias respecto de dónde mismo poner, o no poner, a Dios, al aborto, y a las bodas entre chicos o chicas del mismo sexo. ¿Dónde figurarán estos temas? ¿En disposiciones transitorias o en leyes reglamentarias? ¿O cada ecuatoriano redactará su propio código moral? Dado que Correa cerrará la Base de Manta y que resultó ser una fantasía lo de la Refinería en Manabí, no nos extrañemos si dentro de la futura regionalización territorial se propone que la Asamblea, mediante mandato, cree una zona franca turística internacional para gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros (GLBT). Sería el primer éxito económico del gobierno, con grandes ingresos en euros, rupias, yuanes, libras y dólares.
El presidente Correa es, al andar, guionista y actor único de una obra que nos preocupa a todos los ecuatorianos. En lo internacional ya conocemos la trama, pero no el desenlace. En lo nacional, es peligrosa la tragicomedia militar.
Ésta va desde los radares apagados, las actividades empresariales de los militares, las pugnas para comprar helicópteros, hasta el Ministro y el Alto Mando que no saben qué mismo contarle o no a un enérgico Presidente, que al mismo tiempo tiene que maniobrar para que la Asamblea dicte los mandatos que él quiere, y redacte la Constitución que él necesita poner a consideración de un electorado casi cautivo, que hasta ahora responde positivamente al monopolio publicitario oficial.
Rafael Correa dice que la prensa le es opositora; y la prensa dice que no existe oposición política al régimen. Lo primero es mentira y lo segundo es la pura verdad.

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