2 de junio del 2009 . VANGUARDIA
¿A dónde vamos? ¿Dónde estamos parados los ecuatorianos? Los 13 millones sabemos que, tras darle gusto al aprobar su Constitución siglo XXI, nuestro Presidente tuvo la avivata delicadeza de poner su cargo a nuestra disposición; gesto que fue inmediatamente correspondido con otro cuando el 26 de abril el 35 % de los ecuatorianos con derecho a votar le dijo que siga con su revolución ciudadana, por lo menos cuatro años más.
Los ecuatorianos somos muy nobles y no nos importó el abuso del candidato Correa que hizo su campaña ejerciendo la presidencia, intoxicándonos con propaganda gobiernista costeada con nuestra plata y burlándose de nuestra inteligencia al decirnos a cada rato: “queridos conciudadanos, vengo a Guayaquil como candidato, no como presidente, pero más luego iré a Quevedo como presidente, no como candidato”. Todo con el encubrimiento del organismo electoral incapaz.
Capaz de todo para seguir en sus cargos. Una vez reelegido y antes de que a alguien se le ocurra evaluar su primera presidencia, el presidente Correa tomó la iniciativa de evaluar a los demás, habiendo comenzado con la prensa y con el magisterio. Penosamente, la prensa escrita ecuatoriana no entiende que parte de su deber es informar al país lo que está sucediendo en cuestiones de fondo; y que para hacerlo tiene que invertir dinero en investigación respecto de la gestión del gobierno y del sector privado.
La investigación periodística a fondo en materia de contratación pública, corrupción, gestión y gasto público, procesos legislativos, ejecución del plan de gobierno y gestión de los organismos de control, va mucho más allá de preguntar a Alberto Acosta si habla o no habla por teléfono con Rafael Correa, o de imprimir lo que anoche ya vimos en Televistazo, o lo que dirá cada noche, desde el próximo mes de julio, cualquier entrevistado acosado por Carlos Vera en Teleamazonas, su próximo canal quiteño.
La investigación periodística cuesta dinero y es mucho más compleja que pedir su opinión a los entrevistados que la dan con tal de salir fotografiados en los diarios del país. Diario Expreso es una excepción, pues investiga con seriedad.
El presidente Correa y su gallada de Carondelet cambiarán de actitud cuando los diarios llenen sus páginas con información producto de la investigación, pues se verán obligados a defender su gestión con pruebas, en lugar de ocultar sus falencias tras la cómoda cortina de humo de descalificar a los medios y de cada sábado sacarles el cuco de la futura ley mordaza.
No se puede amordazar al que imprime el producto de una investigación seria, pero es fácil asustar al que solamente nos cuenta lo que pasó el día anterior. Este era el trabajo de la prensa antigua, anterior a la moderna televisión masiva.
Imprimir solamente noticias es periodismo clásico; pero el abstenerse de hacer evaluaciones profundas y valientes de la gestión presidencial, y no decir en qué se hallan sus sumisos y antagónicos grupos cuyo punto de encuentro es la figura presidencial, es una forma de callar.
Por otro lado, la evaluación a los maestros es un simulacro masturbatorio, pues son los alumnos los que primero deben ser evaluados por ser ellos el resultado final de la gestión educativa. Tan solo el 35 % de los maestros rindió el examen, pues saben que los aprobarán, y que no serán reemplazados por los chauvines aspirantes a maestros que militan en Alianza PAIS. Este show de forcejeo y bravatas es típico de Correa y del Movimiento Popular Democrático.
35 % del padrón electoral lo reeligió Presidente.
35 % del magisterio fue evaluado. Correa es el líder del partido # 35, y acaba de subir al 35 % su oferta para comprar la que él bautizó como deuda externa ilegítima, inmoral e ilegal, convirtiendo esta futura transacción en un acto penado por la ley y muy propio del mundo de los cachineros que transan con cosas robadas.
Concluyamos en que la gestión de Rafael Correa merece ser calificada con un 35 sobre 100. Y al respecto de dónde vamos, pues parece que vamos a la casa de la belga...
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