viernes, 25 de noviembre de 2011

Un día se caerá la larga nariz de Pinocho

11 de agosto del 2009  . VANGUARDIA

Mentir no siempre nos hace mentirosos. Todos mentimos. Todos los gobiernos mienten, pero aquellos cuya vida diaria se basa en la cínica afirmación de que no sucedió lo que sí sucedió, siempre agonizan por pérdida de la credibilidad. La esencia de los presidentes Roldós, Hurtado, Febres Cordero, Borja y Sixto no fue la mentira. Fue la juventud, el odio soberbio, la vanidad o la mojigatería, pero no la permanente mentira. La esencia de Abdalá, Mahuad y Lucio fue el irresponsable desprecio a cuidar la frontera entre la verdad y la mentira, hasta que esta práctica los llevó al desastre y a la fuga en avioneta, ambulancia o helicóptero.
Rafael Correa se posesionó por segunda ocasión y lo hizo con el humano propósito de que cuatro años después, el 10 de Agosto del 2013, este evento se vuelva a repetir por tercera ocasión.
La mañosamente adelantada reelección inmediata de Correa recuerda la exitosa reelección de Nixon, que nació envenenada por la mentira que venía desde atrás. ¿Padece Rafael Correa del sofisma patológico? ¿Es un labioso ingenioso que busca permanecer en la Presidencia con base en una permanente actuación teatral, en la cual se acerca o aleja de propios y extraños según su conveniencia fáctica? Hay cosas muy graves con las cuales Correa inicia su segunda presidencia.
Es imposible que en el 2006 la campaña presidencial del binomio Correa-Moreno no haya utilizado mucho más dinero que el que la ley les permitió contabilizar. Esta exageración en el gasto desde siempre fue inherente a todas las candidaturas del pasado. Dos perdedores en la primera vuelta, como lo fueron Febres Cordero y Correa, nunca habrían ganado en la segunda tan solo por su linda cara, pero sin abundante dinero. Tanto dinero tuvo Rafael Correa que hasta hubo vuelto, varios tesoreros, y obras de beneficencia en el ámbito legislativo.
Si la reunión de Gustavo Larrea con Raúl Reyes fue en terreno colombiano, nada hubo de malo; pues fue para fines humanitarios y dizque Uribe fue informado por Larrea. Si la cita tuvo lugar en terreno venezolano, nada hubo de malo.
Chávez no les quitará el saludo porque, con o sin su consentimiento, tanto Reyes como Larrea hayan traspasado su frontera. Es público que Marulanda descansaba y se curaba en Venezuela.
Larrea nos pretende tomar el pelo cuando afirma que divulgará el lugar de la cita con Reyes cuando el gobierno de ese supuesto país lo autorice.
¿Pidió ya la autorización? ¿Por qué no se la pide en secreto a los buenos amigos Zelaya u Ortega? ¿Habrá un careo público entre Correa y Larrea para saber qué y cuándo fue que Correa supo lo que sabe? Que la prensa lo promueva.
Otra mentira con que Correa inicia su segunda presidencia es el culebrón montado en relación con los contratos firmados con las empresas de Fabricio Correa. Los contratos siguen vigentes, mientras los organismos de control y los ministerios aumentan la polvareda iniciada por la dolorosísima pero inejecutable decisión presidencial. Otra mentira es el negar la inmoral concupiscencia legislativa que permitirá al gobierno, a cambio de fomentar el buen vivir de cínicas y móviles mayorías, tener los votos necesarios para aprobar sus leyes y para impedir las necesarias investigaciones respecto de decisiones presidenciales de dudosa conveniencia, como fue haber comprado nuestra deuda morosa al aceptable 35 por ciento de su valor, salvando los muebles de los acreedores, que en esta época de vacas flacas se metieron 1 000 millones al bolsillo. Se trata de una suma gigante que ahora debemos a los chinos, carísimos prestamistas de última instancia, a quienes el presidente Correa ha empeñado nuestro petróleo, y que se preparan para facturar hasta unos 10 000 millones entre la refinería El Aromo y Coca Codo Sinclair, proyectos con el conocido mal aliento Néstor Kirchner-Hugo Chávez.
La mentira mayor de Rafael Correa y su círculo de simuladores es negar que su verdadero proyecto es lograr el control político estatal de la gestión operativa de las municipalidades, prensa, banca y gremios del Ecuador.

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