16 de septiembre del 2008 . VANGUARDIA
¡Nebot a la presidencia!, es la vana esperanza de los pelucones quiteños. Mientras acá en Guayaquil Nebot es, para la gran mayoría de los pobres, medios y altos, el irremplazable candidato para su tercera alcaldía.
La actitud del alto Quito es comprensible. En Quito hay prosperidad económica y, al mismo tiempo, el intelectual izquierdismo quiteño es una especie de inofensivo hobby —remunerado casi siempre—, que recurrentemente se concreta en una forma de unión de hecho o amancebamiento con Carondelet y termina bruscamente cuando, indignados los quiteños hijos del yugo, se hartan y sacan a patadas a los presidentes.
Lo que temen, y con razón, algunos quiteños prósperos es el llegar a ser presas de la adicción gubernamental al control de sus negocios, y por ende de sus vidas; pues todos ya tenemos claro qué entienden en PAIS por administración pública y privada: el firmar contratos y girar cheques con bolígrafo propio y con plata ajena.
Peor aún, si los mamíferos del arca de Correa ganan el SÍ, pues se disputarán con infinito amor los pezones de su patria.
Una cosa es que el avezado Correa haya tenido la quilla necesaria para: (a) ganar la presidencia —pues los del club de Tobi no eran monos populacheros—, (b) para llevarnos a Montecristi y con cerebros externos crear una membrana complaciente llamada Constitución siglo XXI. Pero otra cosa muy distinta es que muchos sabemos que luego del SÍ, Correa con los mamíferos del arca y de PAIS tejerán una cínica telaraña política que interpretará la Constitución, se tomará todo el Estado y legislará sin contrapeso.
La razón por la cual Nebot se retiraría de la alcaldía en caso de que el SÍ gane en Guayaquil, es que para él esto significaría que los guayacos al decirle SÍ a Correa, le habremos retirado la confianza que hoy permite a Nebot trabajar sabiéndose respaldado por nosotros su mandantes.
Nebot sabe bien que el triunfo del SÍ fatalmente llevará su tercer mandato a un enfrentamiento con el coro de la opereta popular de PAIS, cuya partitura ellos leerán y cantarán de la manera más centralista y controladora posible.
Los infiltrados para este operativo contra la tercera gestión de Jaime Nebot serán mamíferos del arca vestidos de concejales municipales de Guayaquil, más el futuro Prefecto y el Consejo Provincial, pasando por la Asociación de Municipalidades —que como la bien pagada, se entregará por un puñado de parné—.
A estos habrá que sumar a la Policía y a todo el gobierno central manipulando competencias, más la gestión patriótica de los muchachos de hacer mandado del nuevo poder Judicial y Fiscal, y los sumisos y ratificados organismos de control.
No olvidemos que habrá un parlamento correísta, y que se consolidará la grosera concentración del poder mediático público, el mismo que orquestará el ajuste de cuentas con aquellos a quienes sea conveniente torcerle el brazo.
No por falta de arrojo o arrestos —que Nebot los tiene—, pero sí por cálculo de los hechos y de las cosas, Nebot prefiere dejar el primer sillón de su ciudad hoy en exitosa marcha; y así evitar pasar los próximos 4 años defendiéndolo del cínico acoso, pues Nebot seguramente saldrá indemne —él sabe cuidarse y perros que ladran no muerden—, pero la obra de su vida se verá seriamente saboteada. En cambio, en Quito, Paco Moncayo, ya es de todos...
Cuatro futuros años con Correa presidente y Nebot alcalde, podrán convertir a Guayaquil en el campo de una batalla desigual, entre el Presidente, que a través de sus éxitos electorales sublima su pésimo balance como administrador público, y el Alcalde, que a través de su éxito como administrador público sublima sus derrotas para llegar a Carondelet.
Que alguien aconseje a Nebot para que reconsidere su decisión y con gente nueva siga adelante, pues no es posible que 16 años de trabajo sean puestos en las manos de Patiño, Panchana, De Luca, Samán, o en las de Pierina o Elsa, ñañas de los dos mejores demagogos que ha parido Guayaquil. ¿Y quién aconsejará a Correa?
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