9 de diciembre del 2008 . VANGUARDIA
Votemos en abril del 2009 para Presidente del Ecuador por aquel candidato que durante la campaña anunciará a los presidentes Obama, Uribe, Lula y al pueblo ecuatoriano, que no se irán los gringos de la base de Manta, pues sacarlos de allí será hacerle el juego a la narco-guerrilla colombiana.
Dado que el presidente Correa ya se encargó del trabajo sucio de denunciar que en nuestras FF.AA. estuvo infiltrada la CIA, y dado que dijo que los gringos participaron en el ataque de Uribe para matar a Raúl Reyes, corresponderá a Gustavo 'Juan' Larrea, probar estas denuncias, pues Correa quizá ya olvidó que las dijo.
El candidato deberá decirle a Barack Obama que de ahora en adelante EE.UU. tendrá que pagarnos por usar la base de Manta porque fue un acto de servilismo del ex presidente Mahuad el haberla cedido gratis. De paso, el candidato aprovechará para decir a Manabí que fue engañada, pues el proyecto Manta-Manaos es un cuento chino que no interesa a Brasil y que la refinería de El Aromo es tan falsa como los techos de cartulina plateada puestos en Manabí.
El candidato propondrá al presidente Uribe que los militares de Ecuador y Colombia hagan una severa tarea conjunta —pagada por el plan Colombia— para blindar nuestra frontera de las FARC. Esto significa que los aviones SuperTucano que hoy nos entucan, los pagarán ellos. Así lavaremos la vergüenza de comprometer cientos de millones del pueblo ecuatoriano para complacer a los vendedores de armas y aviones, y se evitará que el poeta neomilitar Javier Ponce se inspire declarando que los pagaremos al contado.
El candidato dirá a Uribe que desde el día de su posesión comenzará una nueva página de nuestras relaciones, y que superado el pasado, lo económico y comercial serán lo más importante. El candidato invitará al presidente Lula a llevar los problemas con las traviesas empresas brasileñas a un arbitraje de alto nivel; le dirá que mande la factura de los SuperTucano al Pentágono, y desistirá del avión presidencial de 30 millones, pues continuar con eso sería peculado moral por abuso del poder.
El candidato anunciará que negociará acuerdos bilaterales con EE.UU. y con la Unión Europea, dejando de lado la gestación del folclórico frente anti-imperialista promotor de la nueva Banca del Sur, explicando al pueblo ecuatoriano que entre varios quebrados no deben fundar un banco regional que operará creando una moneda virtual, como unidad de cambio, para apantallar la primera piramidación fiscal latinoamericana.
Banco del Sur del cual no serán socios los países gobernados por presidentes maduros.
El candidato nos prometerá que no perderá ni un minuto culpando al gobierno del saliente presidente Correa de la inflación y el desempleo; de las invasiones a la propiedad privada y del sabotaje pachamámico a la explotación petrolera; de los próximos laudos arbitrales internacionales contrarios al Ecuador; de las consecuencias del ñañerío con el gobierno de Irán, y sobre todo, de la crisis del circuito empresarial y financiero, víctimas del acoso y prejuicio gubernamental.
El candidato nos prometerá que regirá la autonomía municipal; que desintoxicará la dolarización, y que en su discurso de posesión dirá a la Corte Constitucional, al Contralor y al Fiscal que el servilismo ya no es de todos.
El candidato prometerá que hablará al país cuando sea necesario, y que no se meterá a cada rato, y peor los sábados, en los hogares de los ecuatorianos, para autodeclararse inocente de los pecados del pasado y de las miserias del presente.
El candidato prometerá vender Telecentro, Gamavisión y TVcable, hoy desvalorizados canales que bien podría comprarlos el saliente Rafael Correa si gana el juicio de daño moral por 5 millones al Banco Pichincha, pues la fea Corte de Justicia estará feliz de ratificar el valor en que en el 2006 Rafael Correa tasó su honra lesionada 5 años atrás, cuando él no era nadie. Millón por cada año de plusvalía personal. Ecuatoriana o ecuatoriano: anímate a hacer historia.
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