miércoles, 23 de noviembre de 2011

El referendo es la llave de Correa para llegar al 2015

26 de febrero del 2008VANGUARDIA 

22 años atrás Osvaldo Hurtado y un puñado de amigos enfrentamos al poderoso presidente Febres-Cordero logrando el triunfo del No en un referendo que pretendía recargar las baterías presidenciales para fines antidemocráticos. Rafael Correa cumplía entonces 22 años, pobre, pero risueño.

Ahora se trata de un referendo planteado a ese mismo pueblo, pero luego de que durante 22 años seguidos lo hemos decepcionado los malos y los buenos de entonces con corrupción e ineficiencia, respectivamente. Tal parece que Correa logrará el Sí que no pudo obtener Febres-Cordero.

¿Qué mismo es Rafael Correa? Rafael Correa es correísta, oportunista, centrista, centralista y populista. Hoy Correa tiene todas las de ganar para que el pueblo, luego de aprobar una nueva constitución light, lo reelija Presidente por seis años a contarse desde enero próximo, en que Alberto Acosta le colocará la banda presidencial; dejando Acosta de ser el actual prisionero conde de Montecristi, y mutando a primer presidente del primer Congreso Nacional de la Revolución Ciudadana. Mutando sí, pero manteniendo sus verdes cromosomas socialistas. ¡Ahora sí todo el poder para los soviets!, soñará Alberto, quien ha sido calificado por Correa como “demasiado democrático”. Y sí lo es, pues los izquierdistas son más democráticos que los populistas.

El haber dado exitosos pasos políticos dictados por su instinto natural; el lanzarse desde la nada a una candidatura presidencial; el tomar decisiones presidenciales equidistantes a las exageraciones de las extremas derecha e izquierda; el no buscar lucro personal; el vivir en campaña dando golpes a diestra y siniestra; el tener chequera gorda para el cumplido y obediente pago de la deuda externa; el fondear las trágicas emergencias y, como si nada, darse comprando un bello avión de 30 millones de dólares, y el creer que un Estado dirigido por su intuición sabelotodológica es la mejor manera para que el Ecuador se desarrolle, constituyen el hemograma político de este personaje que, con gran fe y decisión, superó el miedo a la derrota y que, coqueteando lo necesario, obtuvo el oportuno apoyo nacional y venezolano para ganar una presidencia que, para el mismo Rafael Correa, es al día de hoy un medio para lograr a fines de año una nueva presidencia reloaded de seis años, que le permitirá poner al Ecuador en el camino del desarrollo, gracias a que él será el timonel del Estado-empresario que dibuja en su imaginación.

El tiempo corto ha sido siempre el amigo de Correa. A toda velocidad fue Ministro y ex Ministro; como inesperado candidato clasificó y ganó; como Presidente en un año ganó dos consultas populares. Y sabe bien que tiene que arrear a su Asamblea Constituyente para que ella dicte rápido una Constitución, tipo ensalada light, que, aderezada con leyes dictadas por una futura función legislativa liderada desde Carondelet, irá completando el marco legal para que, desde enero del 2009, un nuevo presidente Rafael Correa comience a hacer lo que hasta ahora no le ha sido posible por falta de ingredientes y de mesa puesta: asumir la Gerencia General de la compañía Ecuador Sudamérica.

Esta empresa estatal le enseñará al comercio, industria, agricultura y banca, la manera eficiente de desarrollar al Ecuador de todos y de darnos educación, salud, pan, techo y empleo.
Para este efecto será necesario que, ante los frentes internacional y nacional, coexista el dólar junto a una dúctil o maleable semimoneda nacional, la cual con el manejo férreo de las facultades implícitas y de los derechos potenciales inherentes al futuro mandato dado al presidente Rafael Correa, formarán el perfecto binomio numismático que convertirá al Ecuador en la Suiza, Suecia o China de América Latina.

Correa cumpliría su mesiánica misión en enero del 2015 y recién tendrá 52 años. Pura coincidencia: a esa edad Alan García descubrió que vivió equivocado. ¿Y si su plan falla? Mientras tanto, los guayaquileños dibujemos una Cataluña, Guantánamo o Puerto Rico. Prósperos y solidarios con nuestro Ecuador de siempre.

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